Esta es la historia que narra el ayer y el hoy venezolano.
Veinte años. La nación fue mutando con su calendario maldito. Año tras año, el tricolor se despojó del amarillo y el azul, y el rojo lo copó; como si el sol y el cielo envejecieran con el tiempo, volviéndose frágiles e incapaces de sobrevivir ante la fuerza destructiva de un color que se los devoró.
El calor se hizo frío y el día se suicidó, dejando la noche, que sin cielo que sostenga a las estrellas, nunca más iluminó. Este rojo ambicioso usa los servicios de un esclavo, el mago tenebroso que no permite que la vida sea la conquista de la muerte.

La Parca fue coronada emperatriz de Venezuela; y sus decretos son ley… la única ley. A los venezolanos se nos arrebató el sentido de seguridad. Asesinatos y secuestros monopolizan la realidad. Plomo y robo. La existencia se pierde al caminar las calles.

Empresas se desvanecieron; lo público hecho privado, todo es de plastilina. Rojo siempre quiere más, mucho más. Su maldad no conoce límites. Su hambre de bestia se tragó también la vida espiritual. Los asesinatos se perpetran sobre el cadáver de la Libertad. Niños, miles muriendo de mengua y abandono. Ancianos, sin la píldora que separa la vida de la muerte. Holodomor, solo sus aires se respiran.

Rejas, hogar de inocentes. El oxígeno no tiene valor, solo lo tóxico sobrevive. Y el mago del imperio rojo engorda con su novia la Parca. No hay cinceles para tallar el alma.
Llega la horrible carcajada y se multiplica con sus ecos saltarines. De pueblo en pueblo, de barrio en barrio, de calle en calle, de hogar en hogar; sonidos que borran el sueño, mastican vísceras, arrugan rostros, humedecen ojos y rompen corazones.
Y la obra avanza… roja, roja, cada vez más roja. La burla engulló a la eternidad, risa inmortal, la piraña que clavó sus dientes en el honor, otra víctima fatal.

Salvaje rojo, muestra genitales, defeca en parques infantiles, hace muecas a las monjas y miente en confesionarios. La humillación ha de ser total. Aquel tricolor luce como fósil y rojo usó su puñal cubano y se lo clavó en la espalda. Fue el crimen del homicida paciente, calculador; un asesino en serie que mató a su víctima progresivamente. Cadáveres las personas; cadáveres la propiedad privada y las instituciones; cadáveres la Libertad y las ilusiones.
Ahora el epílogo. Mago y Parca se aparean y dan luz a su heredero universal. Nació y su nombre es Tumor Terminal, reconocido como la singularidad de la destrucción total.
La noticia provoca que rojo cante canciones de felicidad. En este circo de mentiras, los espejos reflejan el vacío. ¿Qué sentido tiene una máscara si la obra llegó a su fin?

Triste final sin aplausos. Pero dinero y transferencias atraen a los esclavos; enanos y payasos aquí y allá, en Latinoamérica y el Caribe, Europa y Asia; entonces suenan los vítores mercenarios y el teatro se viste de gala. Pero siempre el mismo guion, una y otra vez, en círculos infinitos. Y así Tumor Terminal, hijo único y heredero universal, nacido en el imperio rojo, se presenta en sociedad ayer, hoy y en la eternidad. En un acto final que no tiene fin.
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