Visité
esa memoria atómica.
Fui osado.
Me expuse
a su explosión.
La luz
penetró la caverna
que abandoné
hace treinta años.
Allí volví
a encontrarte:
joven,
bella,
herida.
Y entonces
también me topé
con ese yo
que hoy solo puede
pedirte perdón,
aunque solo seas
un fantasma.







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