Labios…
tus formas…
tu aroma…
y ¡qué olor!
Nunca lo conseguí en otros cuerpos y lo buscaba entre sudores y lágrimas.
Solo cuando volvía a ti lo sentía y ¡qué dichoso me hacías!
Ese aroma era una esencia, tu existencia…
¿Dónde estás ahora? ¿Acaso respiro?







Replica a Maria Cancelar la respuesta