Te siento,
veo,
huelo.
Mi insomnio es tuyo,
la cama es un abismo.
Derrotado por las horas,
cierro los ojos
y allí te consigo,
en el sueño,
mi única realidad.
Existes,
ríes,
gritas
y lloras.
Tus lágrimas
bañan mis ojos
de tu esencia.
Bailas,
me abrazas,
suave,
sensual,
viva.
Y te observo.
Memorias cómplices,
hablan,
no olvidan.
Años de arena
se disuelven
en imágenes.
Besos
que atrapo…
Extiendes tus brazos
y me arropas.
Llenas la nada,
la vuelves cama.
Y despierto.







Replica a Maria Sara Vivas Araujo Cancelar la respuesta