El poeta Alexis Romero, presentando «Cuando la cultura es una Cicatriz» en la Casa de Arturo Uslar Pietri
María Elenea Rodríguez, Directora Editorial de Planeta, presentando a Cicatriz en la Casa de Arturo Uslar Pietri
Firmo libros en el escritorio de Arturo Uslar Pietri

Escucha al autor de Cicatriz y a la directora editorial de Planeta:



Homenaje a Cicatriz desde España:








Feria del Libro del Este de Caracas





¿Qué dicen los lectores?

María Conchita Alonso (Cantante y Actriz de Hollywood)

Cicatriz me super fascinó, tienes una forma de «hablar» tan clara y nos dejas ver en todo momento las situaciones por las cuales estan viviendo todos los personajes, te quieres devorar el libro, (cosa que no hice porque tengo ADD… y tenia que parar) me encantaría esto fuese llevado a una película, esta excelente! porque no haces el guion? tienes referencia o te envío uno?


Olga Fuchs (Artista)

…Los personajes de Cicatriz existen en Caracas, y se entregan a la búsqueda de riqueza y poder, que dan el dinero y el sexo. En esa búsqueda se hieren, se producen cicatrices y afloran otras tantas de convicciones sexistas y cínicas, subyacentes en las profundidades de la psiquis de cada uno. Se relacionan en un tejido de queloides, en el que luchan por salir a flote, por lograr sanar heridas y satisfacer sus ambiciones.Surge la pregunta.
Olga Fuchs: ¿son las cicatrices insuperables?
Juan Carlos Sosa: Los personajes deben verse a sí mismos marcados por sus cicatrices y desear superarlas con valentía. Una cicatriz es, metafóricamente, una fotografía del presente, con efectos en el futuro. La novela puede leerse según tres significados : literal, moral y alegórico. El autor otorga una promesa de libertad a su protagonista.Excelente presentación de una novela de hermosa narración y profundas reflexiones.








Gloria Chibás (Publicista):

Juan Carlos…por tu culpa el día de hoy no he podido trabajar. Esta mañana en la peluquería empezé a leer Cicatriz – y estoy en la oficina PEGADA al libro!!me parece buenísimo y ya veo la película! Te felicito y no sé si tú ves el programa 24 – pero veo en la nueva temporada el posible uso del MK Ultra!!!bueno, te dejo, pues tengo que seguir leyendo…estoy por la mitad del libro.Un fuerte abrazo y felicitaciones.





Mitchele Vidal en http: //www.imagenes-urbanas.blogspot.com/

Lo dijo el poeta y librero Alexis Romero en Las Musas sobre la primera novela de Juan Carlos Sosa-Azpúrua: “Esta es la mejor novela que se ha escrito en Venezuela desde País portátil.” Con esta sentencia y la no menos aguda afirmación de que el escritor de marras parece más un galán que un escritor, se lanzó Romero a ensalzar la reciente obra de Sosa-Azpúrua.  Abogado, graduado en Harvard, experto petrolero y autor de numerosos artículos sobre economía y política en varios diarios de publicación nacional, se estrena con esta novela de 330 páginas donde los límites entre realidad y ficción se diluyen. El lector decide. Los personajes deambulan por Caracas, Moscú, Washington y otras ciudades desde donde se mueven los hilos del poder y el autor ha padecido en las entrañas de este monstruo global.Armada como un puzzle este rompecabezas literario va complicándose a medida que las vidas de sus numerosos personajes se entrelazan sin dejar cabos sueltos.

Durante la presentación (En la tertulia celebrada en la librería Las Musas) Juan Carlos nos cautivó con su historia detrás de la historia: La defensa de algunas de las víctimas de la marcha que llevó a la oposición hasta el palacio de Miraflores lo condujo a la OEA y al centro Carter y lo motivó a escribir esta novela que tiene mucho de nosotros los venezolanos, y de cómo se tejen a nuestras espaldas todo tipo de componendas en las que los afectados son los últimos en enterarse.Llena de suspenso y muy bien estructurada me mantuvo el alma en vilo y, cada vez que llegaba al final de un capítulo, corría a devorarme el próximo.Pero su ritmo exuberante, incansable, vital no le resta en absoluto profundidad a sus aseveraciones.

Juan Carlos escribió esta novela con la intensidad que un corredor de cien metros se enfrenta al maratón de Nueva York. Adrenalina pura. Sus personajes, desde los que emergen en las primeras páginas -sólo para hacer posible que aparezcan otros- hasta los verdaderos protagonistas están sólidamente construidos.

Carne y hueso estremecidos de envidia, vanidad, lujuria, desconfianza, omnipotencia con pinceladas de ingenuidad, van y vienen a través de sus páginas.Mención especial merece un capítulo dedicado a lo sucedido entre el 11 y el 13 de abril de 2002, donde cualquier parecido con la realidad es fruto de la febril imaginación del autor; más aún cuando la bruma que se ciñó sobre esos días -6 años después- sigue sin disiparse…
“El poder no tiene alma que censure ni corazón que sienta. El poder es cerebro que calcula y ambición que decide. El poder es colmillo que se clava, el poder es un vampiro insaciable.” El verdadero protagonista de esta novela ¿y de la vida? es el poder. Aquel que lo dude, que tire la primera piedra.




Buenos Días: Como todos los jueves voy a acompañarlos para brindarles una agenda cultural de Caracas y a las noticias en este ámbito- Si ud es de los que se queda en Caracas, le recomiendo la lectura de dos libros de autores venezolanos: el primero Villa Diamante de Boris Izaguirre Segundo Finalista del Premio Planeta: La historia de dos hermanas que cuenta la historia de un pais y dos vidas, dos historias, un drama, y la puesta en escena de un pais mediano que siempre ha tenido delirios de grandeza.

Cicatriz también de Planeta de Juan Carlos Sosa Azpúrua,un novel autor, experto petrolero y docente . El poder detrás de l poder; la trama de la corrupción del negocio petrolero, la cicatriz, una suerte de marca indeleble que se imprime en la psique y en el alma.

Un tatuaje que determina el accionar y ¿por que no? el fatum de los seres humanos, su sombra. Un thriller donde danzan macabramente todas las formas posibles de ejercicio del poder, tramado a partir de la vida de tres mujeres desde cuyos haceres y devenires, el autor nos va develando la trama de los grandes centros de poder del mundo: el del conocimiento, lo que los griegos llamaron la techné, el del espionaje, los pactos políticos, el económico, la corrupción, en fin va desnudando el entramado del poder y digo desnudando porque el componente erótico es determinante para comprender la novela- porque el autor plantea la lucha entre esos dos principios eros y thanatos como dos fuerzas poderosas que halan a los personajes hasta romperlos. ¿Habrá espacio para la redención de alguno de estos oscuros personajes? Lea la novela como lo estoy haciendo yo……

Transmitido en «Ratico Cultural» , noticiero de 5 min de todos los jueves que se transmite en toda Venezuela a través de 60 emisoras de radio.


Ana Teresa Sosa (Dramaturga y escritora )

¡IMPACTADA,CONMOVIDA! ANTE UNA NOVELA QUE TE ADENTRA EN UN MUNDO TAN ABYECTO CONTADO DE UNA MANERA MAGISTRAL, CON UNA ESTRUCTURA QUE TE LLEVA DE LA MANO A ESE INFIERNO EN EL QUE TE AHOGAS POR MOMENTOS, TE QUEMAS Y DE REPENTE NOS DEJAS SACAR LA CABEZA PARA QUE RESPIREMOS…

LA VERDAD; ESTOY MUY CONMOCIONADA Y TE CONFIESO QUE HASTA LA HE SOÑADO PORQUE LLEGÓ A MI PSIQUIS. TU UNIVERSO ASUSTA PERO ATRAE… SON MIS PRIMERAS IMPRESIONES, NO PUDE AGUANTAR ESCRIBIR LO QUE SIENTO ANTE UNA NOVELA QUE ME GOLPEÓ… EL MUNDO SIGUE SIENDO HERMOSO…

TU NOVELA ES GRANDIOSA… CUANDO SALGA DEL ASOMBRO TE ESCRIBO MÁS… POR ESTOS LADOS SE DICE EN BROMA: » NO PUEDO CON TU INTELIGENIA» ESO ES UN HALAGO… ANA TERESA. (02 julio 2008)

Alexis Romero (Poeta. /// publicada en Papel Literario de El Nacional el sábado 05 de julio 2008):

“ — ¿A que te refieres con eso de la cicatriz?
—Todas las personas tenemos una…Es una marca que determina la mayoría de nuestras acciones. Usualmente se manifiesta a través de mecanismos insconcientes. Es una brújula invisible, que orienta en la escogencia de relaciones personales, profesiones, vestimenta, manierismos, viajes y reacciones. La cicatriz es el móvil que, con frecuencia, lleva al autosaboteo…

El diálogo anterior lo hallamos en el Capítulo XXIV de la novela Cicatriz. A partir del mismo podemos comprender por qué esta obra es un retrato de la sociedad venezolana en el concierto internacional signado, configurado, condenado y sentenciado por los mandatos arbitrarios del petróleo.

Y de allí, el por qué sentimos al terminar la novela que el Edén del poder es el suicidio. Esa geografía signada por la banalidad, la soledad, la prostitución, la corrupción, el chantaje, la drogadicción, la decadencia del lenguaje, la impotencia de la poesía, la inutilidad de los dioses, el desmoronamiento de la intimidad, el efecto mariposa de la corrupción, constituyen los salmos de El Evangelio del Petróleo.

El amor deviene microhistoria superficial frente a las operaciones mercantiles centradas en la corrupción y la transfiguración del cuerpo en desecho. Nadie tiene un lugar, todos son seres anónimos con nombres y apellidos vacíos de significados, pero saturados de sombras y tragedias. A medida que avanzamos en la narración padecemos o absorbemos los síndromes de bordelaine, bipolaridad, histeria y acoso moral. En cada página la amistad es destruida. La infancia es una película que los personajes buscan borrar, quemar, demoler de la alegría que algunos aún reflejan. La juventud es la entrada al engaño. Los encuentros son desencuentros y despedidas, confirmaciones de la superficialidad y la tiranía de las antojos, gustos y miedos.

En Cicatriz todo es una excusa, una técnica para mostrar la visión de una Venezuela esclavizada por el mesianismo petrolero. Para revelar cómo las relaciones son animales muertos mantenidos superficialmente vivos con el oxígeno envenenado de las apariencias; la incapacidades de confesión, revelación, y perdón. Un país donde persiste la mano que elabora los trastornos del alma pública y privada.

Es la primera novela, escrita por un Venezolano, que trasciende los paisajes temáticos y lingüísticos de lo venezolano; que levanta su historia desde sentimientos y planes globalizados y cosmopolitas, sin los cuales hoy día es imposible comprender lo que tan acertadamente el maestro Don Arturo Uslar Pietri llamaba la venezolanidad. Una novela que se distancia, en técnica y temática, de lo canónicamente, y por tanto anacrónico y superficial, llamado lo estrictamente literario. Aquí la autoridad es la del lenguaje en todos sus niveles íntimos y públicos. Un diccionario del lenguaje y los significados de las sociedades neomodernas y postindustriales. Lenguaje del alma liquidad y argot de las trasnacionales. Rusia, Venezuela y EEUU.

Son las mujeres y las mentalidades que gobiernan esta historia. Una novela hija del hoy, que nos retrata los sótanos y las alcantarillas de las mentalidades de los siglos XIX, XX, y lo que va del XXI, del venezolano. En ella se oyen los latidos y fracasos de las novelas Mene, Oficina Nº 1, Cubagua, Doña Bárbara y En este país. La barbarie, ahora silenciosa y con rostro de amabilidad, de la indiferencia y pasividad reflejadas en esas obras eternas de nuestra alta literatura, vuelve a ser la protagonista en Cicatriz, pero ya no rural ni urbana, sino cosmopolita, globalizada, mundializada, como la noción y metáfora del vampiro de Bram Stoker. Miranda, el eje femenino de la historia, es un ser inocente, prostituta, soñadora, fracasada y evasiva, incapaz de asumir y afrontar sus realidades, tal como la sociedad venezolana de los últimos treinta años.

Una amante de lo fácil; una amante de hombres y mujeres que aman lo fácil. Una enemiga del esfuerzo y la paciencia, tal como los hombres y las mujeres que mantienen relaciones genitales con ella. Una suicida que añora amar y ser amada por un suicida. Sergei será ese lugar, esa excusa. Alguien de afuera, que le permita confirmar que en todos los lugares donde gobierna el mesianismo petrolero abundan los suicidas, el Edén de todos.

Cicatriz es la metáfora explicativa sobre cómo un país, una sociedad asume el suicidio cultural de las instituciones. Instituciones que le permiten respirar y desarrollarse. La técnica narrativa es el cosmopolitanismo, quizás, repito, usado por primera vez con intención, destreza, propiedad y responsabilidad por un escritor venezolano. La novela sobre el verdadero lugar del petróleo en nuestras vidas. La novela que materializa el discurso pedagógico y educativo de Don Arturo Uslar Pietri sobre los espejismos y miserias de una sociedad que nada asume porque todo lo resuelve con barriles de petróleo.

El tiempo es una madeja; la destrucción de una telaraña de ideas, creencias y costumbres; y el éxodo de sus tejedoras y tejedores a las complejidades de la historia y las microhistorias de los personajes. Nada es presente, nada es pasado, nada es futuro. Solo historia, madeja, telaraña muerta, por abandono y descuido. Historia configurada por la incertidumbre de las emociones y las órdenes del oro y diamante negro de la cultura emocional y social de los venezolanos. Aquí el tiempo se llama barril de petróleo. Su reloj, las ambiciones, indiferencias, conformismo y cortoplacismo de los venezolanos.»
Alexis Romero


María Eugenia Figarella (Venezuela):

…devoré la novela en el tiempo que María Elena Rodríguez vaticinó haría. Quizá en menos. Cicatriz me parece apasionante. Muy bien escrita, planteada con inteligencia, destila conocimiento y clase; el sexo está en casi todos los capítulos pero en la medida que corresponde a una novela de acción. El tema, el enfoque, la sintaxis, la elaboración de los personajes, la forma en la que desarrollas la trama y finalmente presentas un mensaje de esperanza, son excelentes. Es una resonancia magnética _más que una radiografía_ de la banalidad de un sector importante de la Venezuela actual y del efecto del petróleo en los individuos.

Cicatriz tiene hasta material para un guión de cine, eso si, con una producción tipo Hollywood. Como novela de Crichton, pero con profundidad en el tratamiento de los temas (podrías colocar las referencias bibliográficas si así lo quisieras). Es una novela global, capaz de interesar al lector de Caracas y de Bastia, de Moscú y de Los Angeles.

Al lector. Me encantan los planos en los que has colocado los temas. La elaboración del caso Venezuela en ligas menores y su desencadenamiento en las Grandes Ligas. El comandante como un accidente, un desencadenante de situaciones, nunca un actor principal. Con La sombra del viento, Cicatriz es la novela más interesante, apasionante, culta que he leido en este siglo.
Felicitaciones.



Palabras profesor Antonio Ecarri Sr. (docente ) sobre Cicatriz. Feria Internacional del Libro de la Universidad de Carabobo

Esta novela está tan bien escrita que el autor logra el sortilegio de adentrar al lector en la belleza del arte, la música y la buena mesa, paralelamente al desarrollo de una narración sobre el torbellino de pasiones que encierra el poder de la política y la lucha por el poder.

Me ha hecho recordar a un grande de la literatura de todos los tiempos: a Stendhal, porque consigue unir la sensibilidad romántica, producto de sus conocimientos intelectuales y de hombre de mundo, con la crítica mordaz que desnuda crudamente las trapisondas de la política y la lucha caníbal por obtener y conservar el poder.

Me refiero a la comparación con Stendhal, porque hay pasajes de este libro que me hicieron experimentar lo que se conoce en el mundo del arte y la literatura como el “síndrome Stendhal” que es como una actitud contemplativa y de éxtasis que marea la conciencia cuando se concentra en el arte y cultura en un mismo sitio. Fue lo que sintió aquel gran autor al contemplar la basílica de Santa Croce de Florencia y, señores… no exagero.

Al comenzar a comentar algunos aspectos del libro, vamos a recordar a nuestro citado autor francés, para decir con él que: “La política en una obra literaria es un tiro de pistola en medio de un concierto, algo grosero pero imposible de ignorar. Estamos a punto de hablar de asuntos feos”.

Al leer este libro uno se pregunta: ¿cuántas mujeres venezolanas no estarán cavilando, hoy, a estas horas de la noche sobre conductas de sus maridos en el poder, como lo hacia la esposa de uno de los personajes del libro: Ricardo Kraftman? Quitémosle el Ricardo y pongámosle cualquier otro nombre: Pablo, Jacinto o Diosdado:” él comenzó a ganar mucho dinero.

Compró carros, propiedades en Weston y en Miami. Nos mudamos y nos hicimos miembros del Country Club. Cuando le preguntaba de dónde sacaba tanto dinero, me decía que jugando con la bolsa. Decidí creerle, hasta que llegaron las invitaciones. La fiesta del alcalde, la cena con el ministro, el desfile de modas del concejal, ambientes rarísimos.

Un tiempo después, los hijos de los ministros y gobernadores comenzaron a frecuentarnos. Llegaron muchos boliburgueses bien conectados. Le contrataban testaferros, los del ministro para abajo. La vida se hacia mejor. El insistía que todo era legítimo. Yo no le creía, yo no nací ayer, pero lo admito: cómo no disfrutar de una vida tan buena?”

Es, señores, la inversión de valores la que comienza a retratar con magistral habilidad el autor de Cicatriz, porque Juan Carlos Sosa de Azpúrua ha descubierto que todo el mundo tiene una cicatriz, aunque invisible porque es una herida en el alma y esa cicatriz no muere.

La marca del dolor respira, tiene memoria, duele, vive. La cicatriz del alma invisible y para quienes persiguen de manera obsesiva el poder, descubrir esa cicatriz en el otro es el secreto del éxito, dicho con sus palabras. “Descubre la cicatriz de una persona, y hallaras la clave de su vida, un tesoro, encontraras algo que da poder, posibilidad de penetrar los más autentico y arraigado de su ser. Haciéndolo podrás manipularla a tu antojo para bien o para mal”.

Hablar y analizar los personajes, la trama, el hilo conductor de esta magnífica narración es tarea de críticos literarios y, no es ese mi caso, me pidieron que hiciera referencia a cómo desarrolla esta novela, casi con vida propia – al punto que se confunde la realidad con la ficción – el tema poder o más bien, todas las trapisondas e iniquidades que se tejen en torno a la búsqueda incesante del poder por los seres humanos. Seres humanos, como aquellos políticos que no siendo verdaderos hombres de estado, no tienen principios y se quedan en el menudeo de la política aldeana que persiguen el poder para disfrutarlo hedonísticamente y construyen todo un entarimado de excusas ideológicas para alcanzarlo y, luego, permanecer el mayor tiempo posible. Para lograr construir un modelo totalitario y autoritario.

Los rasgos básicos de todo régimen totalitario que necesariamente deviene en autoritario, según Hanna Arendt, son:

“1. El Estado tiende a regimentar la totalidad de las relacione sociales.

2. Es el Estado quien controla la mayoría posible de todos los aspectos de la vida individual. El Estado ostenta rango preeminente, tanto en el plano axiológico y en la efectiva organización de la vida en sociedad, sobre todo cuanto concierne a la existencia de cada individuo paralelamente al totalitarismo.

Entonces, el autoritarismo se rige por el mando y poder vertical personificado en un líder que resta valor a sus propias instituciones, procurando concentrar en un reducido grupo la dirección del gobierno, siempre supeditado al líder y con ello eliminar la libertad, igualdad y fraternidad reclamada desde la Revolución Francesa”.

Esta manera totalitaria de concebir un estado y el ejercicio del poder totalitario entra en contradicción con la libertad del ser humano y, en consecuencia, con el pensamiento de ese gigante norteamericano que fue Abraham Lincoln, quien definía la libertad, según sean los demócratas o tiranos quienes conceptúen, a través de la pedagógica paradoja siguiente:

“Para algunos, la palabra libertad puede significar que cada hombre haga lo que quiere de sí mismo y del producto de su trabajo; mientras que para otros, la misma palabra puede significar que algunos hombres hagan lo que les dé la gana con otros hombres y con el producto del trabajo de éstos. […] El pastor arranca de naturalmente, la oveja le agradece como su libertador; pero el lobo lo maldice por el mismo acto, acusándolo de destruir la libertad…”

Esta obra, va haciendo parecer personajes fascinantes que comienza buscando el poder y terminan luchando por sacudirse de él y buscando la libertad, otros nunca la conseguirán porque ni siquiera se plantean rectificar.

Ahora bien, entre todos esos personajes los más interesantes de esta obra resultan, a nuestro criterio, ser mujeres: Miranda González Belluci; una mujer que no sólo disfrutaba del sexo a plenitud sino que sabia utilizarlo en función del poder; Delfina de Lona que era regordeta y fea en sociedad, según el autor, donde estar bien era buena es un pasaporte al éxito, porque para entrar en los ambientes chic de la Venezuela del siglo XXI, las mujeres tienen que exhibir pechos de silicona y buen culo.

Y, finalmente, María Josefina, la esposa de Ricardo, no era fea, pero tampoco jugaba en la liga de Miranda. De treinta y ocho años iba al gimnasio tres veces a la semana y a veces cuatro para dedicarle más tiempo a los atributos del profesos de spinning, el mulato Ramón. Y, finalmente, Anne Lowell, la joven estudiante norteamericana, hija de la mano derecha del presidente de los Estados Unidos, genial y brillante futuro que es sacrificada de manera absurda como un peón de ajedrez para tratar de dar un jaque mate solo existente en la mente afiebrada de unos burócratas que no jugaban en la realidad al deporte del rey, sino más bien a la ruleta rusa.

A través de estas cuatro mujeres el autor va hilvanando una complicada trama que se pasea de Caracas a Miami, de Moscú a Washington, de Washington a Teherán y termina, inopinadamente, en el lejano Tibet.

Todo ese periplo se realiza en función de la guerra secreta del petróleo. el análisis político y de su consecuente búsqueda del poder como desideratum a la ambiciones de las grandes potencias narradas, como ya se dijo, con una maestría que combina la ficción con realidad de una manera que el lector se pasea de un lado a otro sin saber a ciencia cierta si estamos en presencia de la rica imaginación de un novelista o de la acuciosa y zahorí mirada de un hombre de estado, conocedor de las realidades actuales de la geopolítica universal.

Como muestra de lo que afirmo les voy a transcribir un análisis que se hace en Cicatriz sobre la lucha de las superpotencias por hacerse con determinante influencia en Venezuela. Así nos lo describe el autor: “ En efecto, los rusos perseguían el poder total y necesitaban a Venezuela.

El país suramericano implicaba la posibilidad de ponerle la mano a los contratos más importantes en materia de gas y petróleo del hemisferio occidental. Los rusos afianzarían su liderazgo energético y obtendrían el financiamiento necesario para acelerar su renovada carrera armamentística. Lograrían posicionamiento geopolítico estratégico a menos de cien millas náuticas de la primera potencia.

Y para afianzar aún más su liderazgo, Rusia necesitaba a Venezuela para neutralizar la influencia que Irán ganaba con el gobierno venezolano, influencia ésta capaz de reducir su radio de acción en el medio oriente y en el propio Irán. Sabían los rusos que el presidente iraní era un consentido del Presidente venezolano y que esa relación colocaba a Irán en una posición antagónica aún más peligrosa con respecto a Estados Unidos e Israel. Venezuela significaba una base geopolítica fundamental en el juego que Irán estaba jugando.

En un escenario bélico contra Israel, la alianza con Venezuela incrementaría el tamaño de los músculos de Irán, ya que comprometería los y las reservas más importantes de occidente estarían bajo el dominio de los enemigos de Israel y Estados Unidos, situación que podría perjudicar a Rusia ya que una variable tan delicada como el nivel de los precios del crudo, podría manipularse para provocar un colapso de la economía mundial, tirándose por la borda los planes de inversión y las actividades desarrolladas por las naciones industrializadas en pro de su independencia energética.

También se destruirían los prospectos de crecimiento económico e independencia política de su gran aliado China y las ansias imperiales de Rusia, ya que el colapso económico implicaría la parálisis de la industria militar y la ruina de sus inversiones globales, fundamentales para su supervivencia y afianzamiento como imperio. Para reducir estas probabilidades, los rusos tenían que moverse rápido y, por razones similares, pero antagónicas, los estadounidenses buscaban el mismo poder total sobre Venezuela. La idea de los rusos era subordinar a Irán y Venezuela.

Al país de los ayatollás le suministrarían su propia tecnología nuclear y harían que las plantas construidas en territorio persa solamente pudieran funcionar con partes y claves suministradas por Rusia. Con Venezuela necesitaba dominar las redes políticas. Monopolizarían la relación de gobierno con Irán, para que incluyera a Rusia.

Asegurarían las concesiones energéticas y la industria militar. Penetrarían la Faja del Orinoco y yacimientos gasíferos. Controlarían el suministro de equipos militares. Toda la industria militar en zonas fronterizas con Colombia, donde Estados Unidos combatía a la narcoguerrilla. Al neutralizarlos, los rusos debilitaban a Estados Unidos, dañaban el crecimiento de Colombia, clave para la estabilidad del continente; y fortalecían el narcotráfico, fuente de recursos financieros para Rusia, a través de los equipos que vendían a las mafias de la droga y del armamento que suplían a los guerrilleros y para militares”. (fin de la cita)

Ya la CIA se les había adelantado en un asunto muy feo aquí nos vuelve a la memoria lo dicho por Stendhal que se iba a hablar “asuntos muy feos”, pero sin saber, otra vez, a ciencia cierta si los personajes que nos dibuja existen o son especulaciones del novelista, pues describe la intervención de la CIA para asesinar a un candidato presidencial, lo que en la realidad afortunadamente no aconteció, pues ese candidato tiene todas las características y atributos de Henrique Salas Romer, aunque en la novela se llama Gustavo Arruelo.

Obviamente Henrique está vivito y coleando, a Dios gracias, pero pudiera estar enviándonos Juan Carlos Sosa, en lenguaje cifrado, el hecho cierto del sacrificio de Henrique por grupos que lo veían difícil o imposible de manipular y prefirieron optar por el que creían manejable.

Al candidato Gustavo Arruelo hubo que sacarlo del medio por que no era de confianza de los grandes grupos económicos y ni siquiera de la CIA y ¿El otro Si? Bueno, veamos cómo lo narra Sosa, poniendo este análisis de las candidaturas presidenciales de 1999 en boca del jefe de la KGB quien le cuenta a su hijo “Con un virus los de la CIA mataron a un hombre que iba a ser presidente de Venezuela. (…) La CIA lo mató para evitar que al llegar a la presidencia acabara con sus planes.

Tanto la CIA como la KGB aspiraban llegar al poder en Venezuela un ignorante, un salvaje, para utilizarlo como títere y obtener todo lo que quisieran de él. Arruelo, era contestatario, un rebelde que no seguiría órdenes de nadie y complicaría mucho las cosas a la hora de hacer negocios con Venezuela.

Como sabes es mucho más fácil lidiar con un gorila, le das un cambur y lo pones a bailar. (…) así que en las próximas elecciones de diciembre, gracias a la muerte de Gustavo Arruelo verás llegar a la presidencia de Venezuela a un gorila genuflexo que comerá los cambures que le tiren la CIA y la KGB, agencias que tendrán en sus manos la llave de la jaula de intereses que encierran el mono”.

Pero, como sabemos, las cosas se complicaron, no resultaron como estaban previstas y se necesitaba, sin embargo, que se cumplieran los objetivos de control por encima de la CIA.

Para logar estos objetivos los rusos encontraron al brillante hijo de la KGB que se había ido a estudiar a los Estados Unidos y que, sin proponérselo, se enamoró de la hija de uno de los Senadores más influyentes en la Casa Blanca. Cuando al servicio secreto ruso se enteró de esta feliz coincidencia tramaron el más macabro de los planes, incluyendo la atroz violación de la novia del muchacho, para lograr el doble propósito de doblegar la voluntad del joven y convertirlo en un despiadado agente que vengaría el trauma causado a su amada.

Esa venganza debía pasar por desbaratar los planes gringos en el mundo y en ese complicado juego de geopolítica era necesario incluir a Venezuela donde se utilizarían las más bajas y torvas intrigas, los más sucios procedimientos: desde el chantaje, la prostitución y la droga, hasta el asesinato más cruel y despiadado, todo ello para asegurarse rusos y americanos el control de este pequeño país de tanta importancia en el complicado ajedrez de la política mundial.

Esos propósitos siniestros pudieron haberse satisfecho en cualquier otro país, pero en Venezuela no es nada fácil ser discreto y, al final, gracias al chismorreo mundano caraqueño se descubren muchos de los secretos que algunos personajes de la novela querían llevarse a la tumba.

Es que dicho con palabras del autor, que parecen salidas del García Márquez de Cien Años de Soledad: “En la vida nada se oculta eternamente. En Caracas, pretender guardar un secreto es más difícil que comerse un dinosaurio. Como dignos habitantes de Macondo, los caraqueños son una telaraña de apellidos, amistades y conocidos que no caminan con rabo de cochino porque todavía no ha transcurrido el tiempo suficiente”.

Así fue cómo toda una urdimbre tejida con celo y profesionalismo perfecto por la CIA y la KGB empezó a ser conocida por el personaje central de la novela Sergei Rackmanikof el muchacho genio que fue a Estados Unidos a estudiar y a enamorarse sin proponérselo y que terminó convertido en una máquina de terror, pero que la inmensa crueldad de su entorno llegó a tales extremos que él queda asqueado de toda esa sociedad de cómplices que son los servicios secretos de las superpotencias.

Se da cuenta que no hay nada en esa vida que valga la pena para mantenerla por siempre y termina ensimismado en el más espiritual de los recogimientos, pues después de tantas angustias y luchas por supuestos ideales utópicos, reflexiona con una profundidad filosófica que el autor, magistralmente, pone en boca del muchacho genio: “Nos encandilamos como lo que se presenta como éxito y poder. Hacemos una conexión vital con el error y emprendemos el rumbo. Hincamos la rodilla al poderoso, creemos que los sentados al trono están iluminados. Aceptamos el mundo que nos presentan, otros eligen por nosotros. Es más fácil seguir. Somos ratas siguiendo al flautista de Hamelin.

Cuando dudamos nos da miedo expresarlo por temor al que dirán, miedo a quedar excluidos. Si tantos dicen ese faro ilumina el rumbo, por algo será. Preferimos pensar que el otro tiene razón y de tanto reprimir nuestra propia voz, terminamos silenciándola y más nunca la escuchamos. Tendremos la perfecta excusa, existirán justificaciones para nuestro fracaso; delegar en otro hace posible el autoengaño. La mayoría somos cobardes, nos da miedo la oscuridad. En cambio, si cerramos los ojos, vemos. Sin vista tenemos que ingeniárnosla para no caer.

El ingenio nos proporciona la antorcha que ilumina nuestro propio camino. Pero los canes encumbrados te hipnotizarán para que no cierres los ojos. Patriotismo, compromiso, lealtad, mística, honor, valentía; son conceptos que usan. En mi caso empleé esos conceptos para engañar a los creadores del engaño. Nunca puede justificarme y ¡vaya que lo intenté! Mi objetivo fue la venganza , alcanzar el trono y destruirlos, una vez cumplida mi venganza podía descansar en paz, ¡qué ciego estaba! Si para vengarte de un perro, tienes que ladrar, entonces también tú eres un perro. En mi ascenso perdí valores y fui campeón. Antes de culminar mi carrera de perros y tocar el trono, había una prueba final. Una mosca sobrevolaba el torno y tenía que eliminarla. (…) mi salvación fueron mis antorchas juveniles, luces que creí apagadas”.

Y, luego Sergei, al referirse a loas dos únicas personas decentes que conoció en su vida: su novia gringa y el padre de ésta, afirma que esas personas siempre fueron libres porque jamás comprometieron sus principios, volaron por la vida aceptándose a sí mismos sin necesidad de aprobación externa, viendo hacia adentro de sus almas y brindándose al mundo su particular brillo”.

Allí, en esa reflexiones se pueden sacar dos grandes conclusiones, al tratar de hurgar en el pensamiento del novelista sobre el ejercicio del poder: la primera, que la política, así como la vida misma, sin valores es un asco, que no tiene sentido vivirla ni ejercerla, pero también queda la bellísima enseñanza, descrita a través del padre de la novia del muchacho, el famoso e influyente senador norteamericano, que la política sí se puede ejercer con decencia, para que nos podamos sentir realmente libres frente a la humanidad y lo más importante, frente nosotros mismos. Debemos entonces asumirla sin dejar de lado los principios en los que realmente creemos, los que nunca podrán estar reñidos con la moral y la ética de nuestras vidas. Con palabras del autor: “ Tenemos que definir nuestra singularidad y levantarle una estatua. El hombre es en la medida de su libertad”.

Y, finalmente Sergei Rackmanikof, el supuesto antihéroe de la novela se convierte en héroe, cuando toma la sabia decisión de desaparecer, dando vida a otro personaje, a un poeta, cuando dijo: “Viviré para la poesía y propagaré la belleza de las letras en el planeta. No habrá un solo rincón sin poesía… no existirá un rincón del planeta sin libertad”.

Este, señores, es el libro de la política, de la lucha fea por el poder, pero también es algo mucho más importante, paradójicamente es la exaltación de la belleza de la vida con principios y valores destinados a exaltar al hombre, como único amo y señor de su destino, libre en esencia y fuente de libertad para el mundo.

Y parodiando a uno de los ilustres pacifistas de todos los tiempos, Romain Rolland: este libro en definitiva es un canto a las almas libres de todo el mundo, que sufren luchan, pero que finalmente vencerán y vencerán mientras existan seres humanos como Juan Carlos Sosa Azpúrua que escriban un libro como este, porque según sus palabras: “el libro es un instrumento de libertad, gracias al libro el mundo tiene esperanza”. Señoras, señores.



Natalia Hoyos Cordido (Actriz y periodista)


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