Los judíos comenzaron a comprar terrenos en “Palestina” y otras zonas del Medio Oriente desde el siglo XIX, cuando el «sionismo» cobró justificada fuerza tras el «caso Dreyfus», donde se comprobó que la discriminación contra ellos estaba muy bien cultivada en la Europa de entonces. Y después del Holocausto, merecían un país propio y lo lógico es que fuera en su tierra sagrada.



Cuando se crea el Estado de Israel (por consenso de la comunidad internacional), los judíos comienzan a erigir un país civilizado en lo que hasta ese momento era un territorio controlado y habitado en un gran porcentaje por colonos ingleses, que habían desmantelado al Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial como botín al vencedor, creando países artificiales en la región tras el «Acuerdo de Sykes-Picot»: Irak, Jordania, Siria, Líbano y los Territorios Palestinos.



Ese territorio concedido a Israel no era gobernado por palestinos y ya había miles de judíos asentados allí desde hacía décadas, como ya dijimos. Se trataba de territorio que para los judíos nunca dejó de ser “Israel”; de hecho, Ben – Gurión declara, en mayo de 1948, la «Independencia de Israel” … no su creación. Los palestinos ya se estaban matando entre ellos cuando Israel nació como Estado independiente. Los judíos quisieron acoger a los palestinos que estuvieran dispuestos a ser civilizados y no matar como deporte. No obstante, fue atacada desde el primer día por Egipto, Irak, Líbano, Siria y Transjordania, negados a la existencia como vecino de un país de judíos y jurando hacerlos desaparecer del mapa.



Se trataba de una extensión territorial modesta y lo lógico era negociar en paz con los pocos asentamientos palestinos que allí había entonces. Pero los extremistas musulmanes querían guerra y se negaron. En el fondo, surgió un conflicto que los palestinos incentivaron, ya que los israelíes lo que siempre han deseado es que los dejen vivir en paz. Tras los ataques recibidos, Israel logra controlarlos, gana la batalla y logra una suerte de paz, hasta 1956, cuando Nasser hace una revolución socialista en Egipto y nacionaliza el Canal de Suez. Allí Israel se une a las potencias occidentales para recuperar el tráfico comercial del canal, esencial para el desarrollo de la zona y para la estabilidad económica del mundo.



En 1967, Egipto comienza un cerco a Israel y a cerrarle el paso de los Estrechos de Tirán, preparándose para atacarla. Esto obliga a los israelíes a adelantarse al ataque y suprimir la amenaza egipcia, obteniendo, tras el conflicto de seis días, nuevos territorios que le protegieran sus fronteras: la meseta siria del Golán y del Sinaí egipcio, el este de Jerusalén, Cisjordania y la Franja de Gaza.



En 1972, la OLP, con su brazo terrorista «Septiembre Negro», secuestra y asesina a la delegación judía en las Olimpíadas de Münich; y les vuelven a atacar con ferocidad en 1973, en pleno Yom Kipur, cuando los judíos descansan y se dedican a las oraciones en familia. Israel responde y gana la guerra.



Los israelíes pujan por la paz y logran los «Acuerdos de Camp David» en 1978, con el presidente egipcio Anwar El Sadat, para pacificar la región y lograr una buena relación con Egipto, lo que molestó sobremanera a la OLP, que comienza a conspirar para destruir el acuerdo.



En los ochenta, se logra, además, que países como Baréin, Marruecos, Omán y Túnez cierren acuerdos con Israel, estableciendo nutridas relaciones comerciales con el país judío. Sadat es asesinado en 1981 por un grupo islamista inconforme con el Acuerdo de Camp David y Egipto es expulsado de la Liga Árabe durante una década completa.

Tras varios intentos de ataque por parte de los extremistas palestinos, Israel decide responder, sitiando a Beirut, ocupando el Líbano y así controla la amenaza de los extremistas de la OLP en el sur de Palestina, zona estratégica de alto peligro para Israel.

En 1987, los radicales vuelven al ataque con una intifada para ocupar a Cisjordania y a la Franja de Gaza, ataque que los israelíes logran controlar y suprimir. Otra vez buscando la paz, los israelíes presionan junto con los Estados Unidos y logran los «Acuerdos de Oslo», firmados en 1993 con la OLP, poniendo punto final a un enfrentamiento que existía desde 1948.



Israel devuelve los territorios ocupados en los diversos conflictos previos y la OLP crea la «Autoridad de Palestina». Pero no todos quedan contentos. En el año 2000, de nuevo en Camp David, se intenta lograr un nuevo acuerdo de paz con los extremistas de la OLP, pero las exigencias sobredimensionadas de estos impiden el trato, ya que los más radicales se separan de la organización, para unirse a los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, declarando una «Yihad» contra Israel, provocando conflictos reiterados durante varios años.

En 2005, Israel decide desocupar Gaza y permitirles a sus ciudadanos realizar elecciones independientes. Esto resulta en la elección del grupo terrorista Hamás para regir los destinos de Gaza, grupo que le tenía jurada la muerte a Israel.



En 2006, los terroristas de Hezbolá secuestran a un grupo considerable de israelíes, provocando de nuevo un conflicto con Israel.

En 2010, sucede la «Primavera Árabe» y la región experimenta graves conflictos entre los mismos musulmanes, lo que aprovecha Irán para incrementar su influencia y poder en la región, financiando junto con Rusia, con miles de millones de dólares, a los grupos más extremistas.



En 2020, se firman los «Acuerdos de Abraham», sellando la paz y las relaciones diplomáticas entre Baréin y los Emiratos Árabes Unidos con Israel, uniéndoseles Arabia Saudita (el país árabe de mayor influencia en la región) y Marruecos. Esto, en definitiva, reducía el poder geopolítico de Irán, la cual, en consecuencia, comenzó a fortalecer aún más a los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, planificando un futuro ataque a Israel, que se termina materializando desde Gaza, el pasado siete de octubre de 2023.



Durante todos estos años, y mucho antes de la existencia del Estado de Israel, los musulmanes divididos en tribus shiitas y sunitas nunca han dejado de matarse entre ellos mismos. Desarrollaron una cultura de la muerte, donde la mujer es una cosa despreciable, que debe acatar todo lo que se le haga, en silencio y obediente. Mientras se matan entre ellos y crean células terroristas, eligiendo matones para que los gobiernen (por ejemplo, en Gaza), Israel se ha dedicado a erigir una sociedad civilizada de Primer Mundo, líder en tecnología, medicina, todas las demás ciencias y áreas del conocimiento.

El 85% de las fuerzas armadas israelíes están conformadas por reservistas, que dedican sus vidas cotidianas a trabajar en las mejores empresas del planeta: Apple, etc., o las que ellos mismos han creado, como Innoviz, Teva, Astra, y cientos de otras maravillas empresariales. Si los dejan en paz, ellos se dedican a crear y producir, no a matar, como sus vecinos. Ahora bien, si en mitad de un concierto musical por la paz, Hamás (elegida por los ciudadanos de Gaza como su gobierno) lanza misiles y penetra el territorio israelí para asesinar de la forma más salvaje (a una mujer embarazada le cortaron la barriga frente a su marido, le sacaron el bebé, le acuchillaron veinte veces (al bebé) y luego le arrancaron la cabeza, se violaron a la mujer mientras moría y luego le cayeron a golpes hasta matarlo (al padre y marido). Prendieron fuego a los hogares con las familias adentro y siguieron asesinando a mansalva, violando niñas y secuestrando a ancianos, niños y bebés. Es lógico que Israel debe responder con toda la fuerza de la que sea capaz, para destruir para siempre a semejantes monstruos.



Monstruos que gastan miles de millones de dólares, no en darle bienestar a su país, sino en comprar misiles, construir túneles y crear cuarteles debajo de hospitales y escuelas, para usar a sus propios ciudadanos como escudos humanos. A Gaza la volvió miserable su propio gobierno, no Israel. De hecho, Israel tiene años otorgando visas de trabajo a todos los ciudadanos de Gaza que estén dispuestos a trabajar de forma civilizada, igual que los miles de árabes que tienen la nacionalidad israelí y viven en Israel. Es falso que los judíos maltraten a los palestinos. ES TODO LO CONTRARIO. Son ellos los que odian a Israel y se pasan la vida viendo cómo la destruyen, si es que no se están matando entre ellos mismos.

En el conflicto actual, iniciado con salvajismo por Hamás (que tiene suficiente dinero para tener casi un mes lanzando misiles sin pausa), Netanyahu avisa a los ciudadanos de Gaza antes de bombardear, para que busquen resguardo a sus vidas. Pero es una guerra y el territorio es pequeño, por lo que se hacen inevitables las bajas civiles. Como en toda guerra, hay esas bajas y es trágico. Hamás (financiado por los grandes aliados del chavismo: Irán y Rusia) ataca con unos niveles de monstruosidad nunca vistos.




Esto es un conflicto entre barbarie y civilización. No es casual que todos los tiranos del mundo, los «progre», los comunistas, escritores con corazón antisemita, extremistas infiltrados y haciéndose pasar por judíos, prensa amarillista, y cuanta lacra existe en el planeta, estén condenando a Israel y colocando a los palestinos casi que como unas «hermanitas de la caridad».



Vengo estudiando al Medio Oriente desde mis años estudiantiles en Harvard, donde fui miembro del «Middle East Law Student Association», luego como profesor universitario de geopolítica internacional de la energía y editor de la Revista Petróleo YV. Tengo amigos en Israel, uno de ellos CEO de una empresa que cambiará el mundo automotriz en los próximos 10 años. Puedo afirmar con toda propiedad que los israelíes son las víctimas de este horrible conflicto. Como ya dijimos, desde el Holocausto los judíos merecían tener su propio país, donde pudieran vivir en paz y tener fuerza para defenderse de sus enemigos. Mas, no les dan tregua, no se lo permiten. Y si se tienen que defender, nadie puede condenarlos por eso.



Los expulsan de todas partes, porque los envidian y porque a raíz de la discriminación que sufrían desde tiempos inmemoriales necesitaban, para no morirse de hambre, dedicarse a la usura (cuando aun no estaba prohibida – hay que situarse en el contexto histórico- ) y a la recaudación de tributos, oficios que no generan simpatía y los únicos que les eran permitidos practicar. Tenían derecho natural a practicar su propio culto, pero se lo prohibían.

Los esclavizaron en Egipto hace cinco mil años. Fueron acusados de asesinar a Cristo y el Imperio Romano los execra y expulsa de Judea (lo que hoy es Israel). Son perseguidos. Luego desterrados de Inglaterra en el Siglo XIII, Francia en el Siglo XIV y España en el siglo XV. Toda su historia los judíos han sido perseguidos y atacados, porque se destacan en todo lo que hacen y porque no les da la gana de adoptar los cultos religiosos de los demás. Tienen todo su derecho.



Lo cierto es que los cristianos compartimos con ellos el mismo libro sagrado (el antiguo Testamento) y los mismos valores humanos: amor y respeto a la vida, familia, trabajo y excelencia en todos los aspectos del desarrollo personal. Los musulmanes extremistas son unos degenerados, que no respetan la vida, ni la familia, ni la mujer, ni el trabajo ni la excelencia. Lo que el mundo llama “Palestina” es una creación artificial del Reino Unido, cuando desmantela al Imperio Otomano, creando un montón de países nuevos en el Medio Oriente, como ya dijimos. Países artificiales, con tribus enfrentadas entre ellas: sunitas vs chiitas y cuanta locura tribal pueda existir. Salvo excepciones como Dubai, los Emiratos, Arabia Saudita y un puñado más (que no fastidian a los judíos para nada, porque también, como Israel, se dedican a producir y prosperar), los demás son territorios en eterno conflicto, que no desean un país judío en su zona (pero eso es problema de los odios y prejuicios de ellos).



Israel ha intentado, múltiples veces, firmar acuerdos de paz; ha cedido territorios conquistados: Gaza, Cisjordania, los Altos del Golán, etc. Al tener uno de los ejércitos más poderosos del planeta, pudiendo apoderarse del Líbano, de Egipto, y de cuanto territorio desee, no lo hace, porque desea la paz, no la guerra.

Son los extremistas musulmanes quienes han rechazado o violado todos los acuerdos y tienen como cultura el odio y la muerte. La misma OLP se apartó de Hamás y Hezbolá y hoy está en buenos términos con Israel. Mas, los extremistas desean la guerra y son monstruos (lo que han hecho desde que atacaron el 07 de octubre son crímenes inimaginables por una mente humana). No se había terminado de sellar la creación del Estado de Israel y ya estaban los judíos recibiendo ataques del Líbano, Egipto, Irak y otros.

Es un mito, una leyenda urbana creada por sus enemigos, eso de que con violencia estaban expandiéndose, eso no es verdad. Como ya expresamos arriba, los judíos desde el siglo XIX habían comprado tierras en muchas zonas del Medio Oriente y allí crearon asentamientos legítimos, kibutzs, donde educan a sus familias en el arte de la vida.

Israel ha sido atacada de forma sistemática, una y otra vez y otra vez y otra vez, por parte de quienes nunca aceptarán su existencia. Es obvio que debe protegerse y defenderse. Por eso ha creado una fuerza militar con sus propios ciudadanos, que, si los dejan en paz, se dedican a crear y producir avances en todas las áreas del conocimiento humano.



Gaza, «la pobre Gaza que le cortaron el agua, la luz, la cercaron, aislaron y empobrecieron»: otra leyenda urbana. Israel les concedió (por voluntad propia) total independencia en 2005 y lo primero que hicieron fue nombrar al grupo terrorista Hamás (enemigo jurado de Israel y que tiene como propósito destruirla) como su gobierno. Gaza ha recibido miles de millones de dólares en asistencia por parte del mundo entero, incluyendo Israel, y lo que han hecho en su gobierno es comprar misiles, robarse el dinero para vivir como jeques y construir túneles para penetrar Israel y hacer los desmanes que vienen haciendo desde el siete de octubre.



«Si Israel tiene armas, ¿por qué no dárselas también a los palestinos?», exclaman algunos «ecuánimes» en los foros y congresos internacionales. La respuesta es simple: uno le permite portar armas a la gente civilizada, para que pueda defenderse en casos de necesidad. No a salvajes, que las tienen como caramelos y las emplean en destruir todo lo que odian, que es mucho. Es preferible darle mil hojillas a un mono, antes que entregarle un sólo revólver al extremista musulmán (los palestinos que no son extremistas no se meten con Israel).

Gaza sí estaba sometida, pero por Egipto, no Israel. Una de las razones por las cuales Israel estaba desprevenida, el siete de octubre, es porque no se imaginaba que iba a ser atacada después de tener años permitiendo que ciudadanos de Gaza trabajaran en su jurisdicción, dándole ayudas humanitarias, que terminaron secuestrando los sádicos de Hamás, para robársela (igual que lo sucedido en Venezuela, con la ayuda humanitaria destinada a los más necesitados, que nunca llegó a su destino).



Egipto es el que más duro trató a Gaza durante los últimos veinte años. Y repito: el agua y la luz son responsabilidad del gobierno de Hamás. Israel lo que hizo fue erigir un muro y controlar el comercio exterior, para protegerse, algo que haría cualquier país razonable que estuviera en sus zapatos.

Reiteramos: después del Holocausto, los judíos merecían un país propio y lo lógico es que fuera en su tierra sagrada. Los «palestinos» ya se estaban matando entre ellos cuando Israel nació como Estado reconocido por la comunidad de naciones. Y siempre quiso acoger a los musulmanes que estuvieran dispuestos a ser civilizados y no matar como deporte. Fue atacada desde el principio.

El sionismo, ya comentamos, cobró justificada fuerza con el «caso Dreyfus», donde se comprobó que la discriminación y los prejuicios contra los judíos continuaban muy bien cultivados en la Europa de entonces.

El terreno que se les otorgó en el Medio Oriente, con la resolución de la ONU, es mínimo. Lo lógico era negociar en paz con los pocos asentamientos palestinos que allí había entonces, ya que era el Reino Unido la que gobernaba. Pero los extremistas se negaron y declararon la guerra. En el fondo, este un conflicto que los musulmanes extremistas de «Palestina» desean tener. Los israelíes lo que añoran es que los dejen en paz.

La «causa palestina» tiene miles de propangandistas regados por el mundo y otros con el cerebro lavado (como algunos políticos, judíos escupe para arriba y escritores que han dado declaraciones recientes en Estados Unidos y Europa). Pregúntense por qué todos los sátrapas del planeta apoyan esa causa y atacan a Israel. Si yo me leo La rebelión de los Ángeles, de la periodista Angela Zago, termino pensando que Chávez es Winston Churchill y que el chavismo es un movimiento legítimo para reivindicar los derechos de una población oprimida y vejada por «oligarcas» como yo.



Si escucho los discursos de Jorge Olavarría (QEPD), en los tempranos días del chavismo, o las declaraciones de eminencias, como el filósofo, ex rector de la USB, Ernesto Mayz Vallenilla (QEPD), también pensaría que Chávez es un gran estadista, que llegó al poder para salvar a Venezuela.

Los israelíes, defendiéndose de los salvajes ataques perpetrados contra ellos, buscan destruir a Hamás (tienen que hacerlo) y esos monstruos de Gaza han usado a sus propios niños y demás inocentes como ¡ESCUDOS HUMANOS!!!

Son tan monstruosos esos hijos de mil padres, que construyeron su cuartel general debajo de un hospital, y ellos mismos lo bombardearon para culpar a Israel. Miles de necios, algunos teóricos de la conspiración y la prensa amarillista (CNN, BBC, NY Times, etc.) salieron rapidito a culpar a Israel, hasta que se demostró que, en efecto, el hospital lo bombardeó Hamás.



Pero los dimes y diretes, junto con las mentiras disfrazadas, no son evidencia de nada. Las pruebas que tienen valor y peso son los hechos y estos muestran que Israel es un país de Primer Mundo, una potencia económica, militar, científica y tecnológica, construida en pleno desierto rodeado de «pirañas humanas».

En cambio, sus vecinos son unos salvajes, que no evolucionan y que tienen toda su historia matándose entre ellos mismos, impulsando revoluciones socialistas, terroristas y demás porquerías históricas.

Israel es aliada del mundo civilizado, mientras que sus atacantes son aliados de todos los tiranos del planeta: corruptos, mentirosos, violentos y crueles.

Israel estaba en pleno Shabbat, disfrutando un concierto de música por ¡LA PAZ! y esos criminales, en el aniversario de la guerra del Yom Kipur, penetraron su territorio para masacrar a su población y destruirla. El DEBER de Israel es contraatacar y destruir a Hamás, para que más nunca vuelva a ocurrir lo que pasó. Debe hacerlo con toda la fuerza de la que sea capaz, para que el resto de sus enemigos se la piensen varias veces antes de pretender replicar lo que le están haciendo esos demonios de Hamás.

Es lamentable. Explotó una guerra y morirá mucha gente inocente de bando y bando. Mas, los que amamos a la civilización y deseamos un mundo evolucionado, debemos apoyar a Israel, que representa a los más elevados valores humanos. Y no defender a «la causa Palestina», que es pura paja comunistoide, usada como excusa para seguir destruyendo al mundo con una ideología venenosa, que tiene a Europa y a los Estados Unidos es un franco proceso de involución; patética y peligrosa decadencia.

Se metieron como culebras venenosas en Israel: acuchillaron y decapitaron a bebés frente a sus madres, se violaron a las mujeres frente a sus esposos, secuestraron a niños y ancianos, sometieron a torturas inimaginables a adolescentes, que bailaban y cantaban por la PAZ; y lanzaron misiles, uno tras otro, a su territorio, arrasando con todo. Israel responde, pero son los niños de Gaza los que salen en las noticias y los que el mundo llora; y no los cientos de niños israelíes que fueron sometidos a horrores impensables por parte del gobierno de Gaza.

Sí, justifico lo que está haciendo Israel para salvarse, ¡claro que lo justifico!

Israel se está defendiendo de un ataque feroz y cruel. Debe hacerlo con todo su poder, para que no quede piedra sobre piedra… en un país que buscó destruirla.

¿Qué pretende el mundo? ¿Que Israel cuente los misiles que explotan en su tierra y luego responda con el mismo número de misiles? ¿Que sea una guerra de matemáticas? Que Hamás, que construyó sus centros de ataque a lo largo y ancho de Gaza para que sus civiles fueran los escudos de defensa, ¿no sea tocada allí por Israel?

Israel tiene la razón en este trágico conflicto. Sólo la propaganda amarillista de la prensa «progre» y el antisemitismo regado por el mundo se están encargando de voltear la tortilla, para que los judíos, otra vez, sean los malos de la película.

Apoyar a Israel es apoyar a la civilización. Apoyar a Gaza es apoyar al gobierno que por propia voluntad escogieron sus ciudadanos: una banda terrorista, integrada por monstruos que odian la vida y todo lo que tiene esta de hermosa.



Antes de bombardear, Israel avisa a los ciudadanos de Gaza para que resguarden sus vidas en la medida de sus posibilidades. Esto lo dice todo. El objetivo de Israel no era destruir a Gaza, sino acabar con Hamás. Pero ese gobierno terrorista, monstruoso como es, construyó su infraestructura bélica para asegurarse de que los civiles fueran sus escudos y, en consecuencia, cada bomba israelí fuera condenada como un crimen de Lesa Humanidad.

Flaco favor se le hace a la civilización si se cae en esa trampa retórica de los que se rajan las vestiduras por las víctimas de Gaza y parecen olvidar a las israelíes, que fueron el objeto de los que atacaron primero.

Israel se está defendiendo y para hacerlo tiene que destruir a Hamás. Esto le conviene al mundo entero y, en especial, a países como Venezuela, a Estados Unidos y a Europa. Hamás es socio de los peores tiranos del planeta y el Foro de Sao Paulo contribuye con su causa.

En lo personal, opto por sufrir más por los niños de Israel. En los horrores de la guerra, no queda opción: hay que apoyar a quien tiene la razón y eso no elimina la tragedia implícita de todos los muertos inocentes que quedan del lado enemigo.



Mas, no es tiempo de contabilizar la tragedia que vivimos en esos términos. Es momento de apoyar a quien tiene la razón y rezar porque este horror acabe ponto.






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4 respuestas a “¡Israel tiene la Razón!”

  1. […] AportaAportaAporta La supervivencia de la civilización occidental ¡Israel tiene la Razón! […]

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  2. […] ¡Israel tiene la Razón! Ser judío Una única vezMensualAnual […]

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  3. Avatar de Alberto Martínez G.
    Alberto Martínez G.

    Excelente y muy bien documentado artículo…, 100% de acuerdo con el apoyo a Israel y la civilización!!!

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    1. Avatar de Nidia
      Nidia

      Quede muy impresionada y sobre todo enterada por la realidad de los Judíos, excelente documentación. Israel pueblo de Dios.

      Le gusta a 1 persona





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