Pedro se levanta y va al baño. Se mira al espejo y observa que es un perro; pocas imágenes evocan así el rostro de la fealdad. Se cepilla los dientes, pero el sabor de fracaso no puede enjuagarse. Se peina cinco pelos tercos que le pinchan el cogote y se unta gotitas de Secret de Antonio Banderas. Se pone la pinta de actor ambulante de ferias de gigantes y enanos, brujas y monos lampiños. Se lustra las botas de piel de culebra y se aventura a las calles al acecho de pecados, como el cazador luciferino de sombras e ilusiones. Mira a un lado y luego al otro, moviendo los ojos como un loro borracho encerrado en su jaula de cartón. Se siente sexy, algo tan imposible de ver que casi lo hace verídico, como las pesadillas de los niños que se vuelven realidad de tantos gritos y pataleos. 

Va de esquina a esquina, cruza un semáforo y sigue al otro. Se menea como John Travolta en Saturday Night Fever. Los minutos germinan horas y estas fecundan eternidad, días largos y pesados, boas hambrientas de tiempo, que se lo devora todo. La vida resumida en botas de cuero y olores de pachulí; pintas infladas de alucinaciones y delirios, caleidoscopio de un laberinto sin salida. 

Se sienta a la mesa de ayer, un espacio oscuro y sucio, para ordenar su bebida predilecta a la mesonera de hoy que también mañana le sonreirá; la diminuta señorita que hasta la seis se llama Yalitza y luego será  Miel, la stripper del burdel. 

Chistes aburridos, anécdotas sin picante, cháchara díscola y barroca, sílabas huecas con verbos enfermizos. Se bebe el café, paga, se levanta y emprende su travesía: el comando de campaña de su amante comandante, el que le hizo creerse que Pedro el Perro es un Travolta criollo, con sus botas de piel viperina, boina roja y negra, los tonos de Satán que rinden culto a las miserias humanas, envidias hechas ideologías rimbombantes…el cuartel del comandante es el baño donde Pedro se cepilla los dientes…el universo de los hombres horribles con cara de perro que se creen poderosos.

Esta es la historia de Pedro…el sujeto que camina la ciudad como el urban cowboy: salta y se menea; un siervo del proceso… el perro rojo y lagañoso convertido en monito alegre del zoológico de la muerte.


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Una respuesta a “el hombre perro o monito alegre”

  1. Avatar de Veronica,
    Veronica,

    Que certero!

    Verónica

    Le gusta a 1 persona





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