Debido a los diversos movimientos militares estadounidenses en las aguas del Caribe, muchos venezolanos tenían la ilusión de que por fin el gobierno de Estados Unidos había decidido ponerle coto final a la narcotiranía que tiene veinticinco años transformando a Venezuela en un infierno. Mas, para asombro de muchos y ninguna sorpresa para otros, el ataque llegó, pero de una manera poco convencional y cínica, con un dejo de crueldad cuya maldad no deja de ser tragicómica (a juzgar por la estafa sufrida por el presidente Trump en su primer mandato, esta crueldad es comprensible desde un punto de vista humano).

El pasado domingo 31 de agosto de 2025, el US OPEN, anclado en Flushing Meadow Corona Park, USTA Billie Jean King National T. Center, Flushing, NY 11368, lanzó un torpedo hacia Venezuela cargado de químicos poderosos, capaces de provocar reacciones letales en los venezolanos aspirantes a un futuro diferente. Los primeros síntomas experimentados por las víctimas incluyen (sin menoscabo de otros no citados): náuseas, vómito, úlceras estomacales, diarrea, tensión alta, arritmia, infarto al miocardio, ACV, insomnio, pesadillas, compulsión homicida, fractura mandibular, caída de dientes, compulsión tuitera, cinismo, rabia (peor que la producida por roedores no humanos), rigidez en las articulaciones, muerte de la libido femenina, disfunción eréctil, epilepsia, OCD, depresión unipolar y bipolar, psicosis, chavismo, escepticismo crónico, ceguera (o quizás lo contrario), tristeza a niveles esteroideos (diferente a la depresión, ya que se manifiesta con un tipo de serenidad sabia que no altera el sistema psicomotriz e imprime cierto misterio enigmático), incremento ulterior del IQ, incredulidad y finalmente desesperanza en cualquier posibilidad de redención de la clase política venezolana.
Nota. Si usted o un familiar ha sido víctima del torpedo lanzado por el US OPEN, favor no pasarle factura a Sinner, Alcaraz, Zverev, Fritz, Draper, Shelton o Djokovic… Diríjase a su espejo, y pregúntese qué tan pendejo ha sido hasta los momentos. Luego lávese los dientes, escupa, y siga su vida con la firme convicción de no comprar humo más nunca en su vida.
,







Replica a scarletthuguett Cancelar la respuesta