William Blake (Londres 1757 – 1827), impactó a la humanidad. Representó el emblema de la autenticidad y la originalidad. Martin Kume afirmó: fue el poeta más humanista, probablemente el humanista más extremo de Occidente, un extremista. Estaba en lo cierto.

Pese a ser autodidacta – su padre no le envió al colegio para que no se atara a los convencionalismos doctrinarios – Blake adquirió una vasta cultura y por sus lecturas podemos intuir la génesis de su pensamiento humanista. Se sintió atraído por las revoluciones (francesa y americana), y la Ilustración sin duda sirvió como fuente de inspiración para sus propias ideas. Entre sus lecturas recurrentes y artistas estudiados, Alberto Arvelo menciona a la Biblia, Ovidio, Apuleyo, Chaucer, Dante, Shakespeare, Milton, Durero, Fra Angélico, Miguel Angel, Homero, Gibbon, Plutarco, Santa Teresa, Esopo, Voltaire, Cicerón, Rousseau, Platón y Aristóteles[1].  


Según Bertrand Russell, en su “Historia de la Filosofía occidental”, para lograr sus efectos políticos y filosóficos, el romanticismo europeo debemos considerarlo en su forma esencial, o sea como una rebelión contra las normas y estéticas establecidas.[2] Blake encarnó esta premisa.

El poeta inglés combinó la poesía con el arte plástico (además fue grabador e impresor), y creó su propia mitología para reivindicar al Ser Humano, colocándonos en un universo de auto comprensión profundamente liberador.  

Afirma Alberto Arvelo:

Para Blake, sus visiones son profecías, una revelación que se produce a partir de lo más esencial de la naturaleza humana. En Anotaciones para Reynolds, afirma que El conocimiento de la belleza no es adquirido. Nace con nosotros. Las ideas innatas residen en todo hombre. Y la religión es una construcción arquetípica. El poeta articula el cristianismo con las mitologías más remotas, en la tranquila seguridad de quien sabe que “todas las religiones son una»[4].


Bajo este supuesto, donde claramente se observa la influencia de Platón («El Topos Uranus» y la reminiscencia del alma), toda su poesía se caracteriza por una profunda reflexión sobre la condición humana, y la semejanza que tenemos con la Divinidad, que para Blake es tan pecadora como el Hombre. Podemos evidenciarlo en el poema “Jerusalen”, donde Blake plasma el siguiente diálogo entre María y San José:

Dice Arvelo:

Blake plantea que la redención se puede lograr, sin tener que caer en una suerte de chantaje moralista: porque sépanlo todos, no hay nadie que viva y no peque.

Arvelo:

El Dios – demonio en la obra de Blake, lucha contra sí, se vence, encadena a sí mismo, se divorcia, se insubordina, hace revoluciones, celebra matrimonios de sus inmensidades contrapuestas y se calcina en apocalipsis sucesivos. En medio de este fluir, hay lugares apacibles, detenidos. Como unos oasis de tranquilidad son los mejores logros teóricos de la cosmovisión de Blake. Permiten al poeta – profeta liberar al hombre de los inflexibles cepos de la predestinación (…)

Si no estaba de acuerdo con el castigo de los cuerpos, ¿cómo iba a estar de acuerdo con el castigo eterno, el de las almas? Él estaba bajo la firme convicción de que el castigo eterno no era digno de un Dios bueno- ¿Cómo podía ser partidario de un Dios cruel? En consecuencia, escribió en sus “Anotaciones a Watson”: Los mandamientos de Jehová son los más opresivos y bajos de todos los códigos humanos (…) Los individuos cambiamos de estado perpetuamente[6].

Ay María, dijo San José, llorando y estrechándola firme en sus brazos. “¿Acaso Jehová   no perdona a Jerusalén sin exigir pureza de quien está corrompida?»

Para desmontar el mito de la verdad axiomática que propone la religión, como una suerte de obligación moral a la que debemos ceñirnos ciegamente, Blake sostiene – en honor a la Libertad sagrada del Hombre – que una peregrinación espiritual es siempre individual… ninguna persona debería pretender ofrecer salvación colegiada… cada viajero puede servir como ejemplo, pero el maestro no señorea sobre el discípulo.

Sobre esta libertad del Hombre -amo y señor de su destino- Arvelo afirma:

En «El Libro de Thel», el poeta reitera que la culpa no puede ser eterna:

Y en “El Libro de Urizen”: ¡Dicten las palabras de veloces alas, y no teman expresar sus visiones oscuras de tormento!

En una visión invertida del proceso de creación del mundo, en este libro, Blake establece la dialéctica de la Divinidad:

Siguiendo con el libro de Urizen, Blake establece que la luz, se genera desde las tinieblas.  Transmite la idea de la redención, del perdón, a partir de versos como estos:


A partir de la lombriz, se produce una evolución hacia el Ser Humano, que a su vez evoluciona hacia el Titán Orc, el Dios de la Revolución y de la Libertad.

Afirma Alberto Arvelo:

En su poema “América”, el poeta hace un llamado a destrozar la moralidad puritana:

Blake invita a disfrutar la vida y entender que cielo e infierno son un híbrido que se retroalimenta.

En «Matrimonio del Cielo y del Infierno», la estructura de la obra gira en torno a la siguiente pregunta:

Arvelo menciona dos posiciones:


Sostiene Blake:

Y nos brinda aforismos llenos de sabiduría y sensibilidad hacia la condición humana. A manera de ejemplo:

Estas conversaciones no se las permitieron sus pensamientos vanidosos. Por ello los escritos de Swedenborg son una recapitulación de todas las opiniones superficiales y un análisis de las más sublimes, pero sin añadir nada ulterior;

El hombre que nunca altera sus opiniones, es como agua estancada y genera reptiles en su mente (…)

Adorar a Dios es lo siguiente: respetar sus acciones en los otros hombres, en cada quien de acuerdo con su genio, y amar más a los hombres de mayor grandeza: ¡los que envidian o calumnian a los hombres grandes, odian a Dios, porque no hay otro Dios que los hombres! (Resaltados nuestros).

William Blake fue un artista profundamente humanista.  A través de su obra, nos enseña que el Ser Humano es lo más importante. El pecado y los errores de la vida son un proceso natural que no debe producir sufrimiento eterno, no son una condena.

Todos pecamos, y merecemos redención. El infierno es el punto de origen, donde también cayó la misma Divinidad, creadora del Mundo.  El éxtasis místico se produce a partir de las experiencias humanas, donde el Hombre evoluciona hasta llegar al Paraíso.

Ningún otro poeta creo una cosmovisión tan rica para aliviar las penas de la existencia y afirmar el reino absoluto de lo humano sobre cualquier religión, mito o creencia.

Encarnó al Humanismo y lo transformó en una obra de arte, afirmando la máxima sentencia: El Hombre es Dios.

Todo indica entonces que William Blake sí fue un humanista extremo, un extremista

¡Y se lo agradecemos!


ARVELO RAMOS, Alberto. DEUS INVERSUS. WILLIAM BLAKE. UNIVERSOS RELIGIOSOS, POLÍTICOS, ONTOLÓGICOS Y POÉTICOS. Ediciones Actual (ULA). Segunda edición, 2012.


[1] ARVELO RAMOS, Alberto. DEUS INVERSUS.
WILLIAM BLAKE. UNIVERSOS RELIGIOSOS, POLÍTICOS, ONTOLÓGICOS Y POÉTICOS
. Ediciones Actual (ULA). Segunda edición, 2012. Pág. 69-70

[2] Idem. Pág. 108

[3] Idem. Pág. 128

[4] Idem. Pág. 177

[5] Idem. Pág. 179

[6] Idem. Pág. 124 -125

[7] Idem. Pág. 58

[8] Idem. Pág. 42

[9] Idem. Pág. 126

[10] Idem. Pág. 166

[11] Idem. Pág. 78

[12] Idem. Pág. 80



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4 respuestas a “William Blake: humanista extremo”

  1. I find Blake’s exploration of the human condition and his connection between humanity and divinity to be incredibly thought-provoking.

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  2. […] Sobre este tema del sentido y la compasión, escribí un ensayo sobre William Blake: Link (Enlaces a un sitio externo.) . […]

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  3. […] Dante, Virgilio y Beatriz: tres figuras de una tormenta existencial Nicolás Copérnico (1473 / 1543) William Blake: Humanista extremo […]

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  4. Avatar de Jorge Zajia
    Jorge Zajia

    Gracias mil Jorge Zajia jzajia@icloud.com

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