Hay mujeres incapaces de comprenderlo y es una verdad simple: no se les ama. Entonces se crean universos mentales a partir del estallido de sus propias fantasías.

Mienten desde que te conocen, inventando historias truculentas de psicópatas que las persiguen y torturan. Y ellas son siempre las víctimas; cada uno de sus amantes anteriores sufre trastornos de personalidad.

Escriben correos histéricos y obsesivos, para después negarlos; llegan al paroxismo de la mentira; debe ser que piensan que eres idiota. Por tu don de gentes, o quizás por cierta ternura inconsciente, optas por seguirle el juego, eso sí: no sin perder una confianza que más nunca regresa.

Se obsesionan desde el día uno, e imploran ser poseídas a la media hora de conocerte. Te declaran su amor incondicional, cuando no han transcurrido ni cuarenta y ocho horas de haberte besado la primera vez.

Te persiguen; se presentan sin anunciarse en tu espacio privado para descartar que estés con otra y su paranoia se vuelve asfixiante: con sus celos enfermizos ven fantasmas de mujeres en cualesquiera de tus paredes y rincones.

Se las dan de maravillosas y superiores en lo moral: emanan un tufillo condescendiente, que les hace ver al mundo con el ojo crítico de quien se cree perfecto. No obstante, están repletas de complejos, que tratan de disimular a punta de selfies compulsivos.

Pontifican sobre el narcisismo de los otros, mas se toman fotos mil veces diarias y las «postean» semi desnudas, para recibir likes de hombrecillos libidinosos con ínfulas poéticas.

Publican mensajes de amor, belleza y literatura, cine y teatro, pero su ignorancia sobre estos asuntos es un laberinto sin salida. Son un cliché que camina sobre pensamientos e ideas de manuales de autoayuda y los dos o tres libros que se han leído en su vida.

Son crueles, mucho, y de sus heridas abiertas emana pus de odio: manipulan la memoria de los fallecidos, inventan cuentos sobre ellos y tienen maldad suficiente para lanzar dardos envenenados que buscan azuzar culpas y dolores, para volver feo lo bello.

Persiguen a tus empleados, hasta les llaman por teléfono para averiguar sobre tus andares. Eso sí: no escatiman verbo para gritarle a los cuatro vientos que eres una basura, una rata peluda que se fue con otra: a la que por supuesto insultan de gratis espejeando cada una de sus propias inseguridades.

Pasan los años y siguen vociferando su victimización. Inventan infamias y siembran calumnias en las tierras donde solo ellas se enterraron.

Estas mujeres son la ilusión del maquillaje y hasta sus ojos son de plástico, como sus cabellos, labios y pechos. Al remover las capas falsificadoras, te encuentras con un rostro que desconoces y quedas impactado, sin saber cómo reaccionar, porque cuidas sus sentimientos con tus instintos compasivos. No dejas de recordar aquel capítulo de Seinfeld, donde este tiene un date con un mujer cuyo rostro es diferente según la luz y el espacio. «¿Por qué no la conocí en la playa?», te lamentas en silencio.

Al final estas mujeres se quedan hablando con su sombra y se refugian en las mentiras que solo ellas se creen.

La mujer narcisista ¡claro que es víctima de un psicópata! Al cepillarse los dientes lo puede ver de frente.

¡Cuidado con estas damas! Su amor es vinagre azucarado y basta que no las ames para que este se vuelva arsénico de un mal incurable.



Recibe novedades de Energizando Ideas

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Una respuesta a “La herida de la mujer narcisista”

  1. Avatar de Verónica
    Verónica

    Menos mal que se equilibra la balanza con estas diablas, los narcisistas además de todas sus características son cobardes y usualmente ante la sociedad grandes y respetadas personalidades, excelente que lo describiera mostrando al mundo que no solo estamos llenos de personas con muchos problemas que van derribando vidas de sus parejas, y que al parecer pueden ser diablas y diablos, Saludos cordiales Dr. Verónica.

    Le gusta a 1 persona





Descubre más desde Energizando Ideas

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo