Muertos, heridos, secuestrados, país congelado… mientras un grupúsculo de vivarachos viajan por el mundo en primera clase, “luchando por Venezuela” en el calor de las calefacciones de restaurantes Michelin y hoteles cinco estrellas.
Traficantes de esperanzas y tontos útiles que no soportan comprender que tienen 26 años siendo los autores de su propia desgracia, jugando a la democracia y legitimando al horror que dicen combatir. Hoy la Constitución chavista está más legitimada que nunca.
Así como Maduro cumpliendo “período presidencial” y corte de sinvergüenzas “opositores” con relucientes pasaportes diplomáticos para seguir viviendo como príncipes.
¿Y Venezuela?
Menos rutas aéreas y todo paralizado, cárceles llenas de nuevos inocentes y hogares enlutados, llorando en el vacío. Irresponsables haciendo llamados a la muerte e invitando a los asesinos a ponerse de su lado… un país aislado, cada día más aislado, y un circo que es la serpiente que se muerde su propia cola… la roca de un Sísifo borracho.







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